Sueño
Desde hace unos días tengo tanto sueño por las mañanas que no oigo ni al vecino de al lado llamar hijadeputa a la perra de su hija. Yo creo que debe ser porque por las noches no me voy a la cama hasta pasadas las cinco, pero no estoy seguro de que eso sea determinante teniendo en cuenta que el propio vecino sigue oyendose a esas horas llamar hijadeputa a la perra de su hija. Si él aguanta, porqué yo no?
Pero es igual, eso no tiene la menor importancia si tomamos en consideración que no tengo trabajo ni ganas de buscarlo. Para qué leches necesito estar despierto cuando mi vecino empieza a llamar hijadeputa a la perra de su hija?
En realidad lo que quería explicar hoy no tiene nada que ver con eso. Quería hablar de las risas que me eché hace un par de días cuando en el autobús una monja estornudó sobre la cara de un abuelo. Con mocos, quiero decir. El abuelo soltó un mecagoendiós que casi tumba a la monja, quien lejos de pedirle perdón y cuando consiguió recuperarse le soltó un deberíadarlevergüenza, asuedad, decircosastanfeas. El viejo no respondió, es raro, y se bajó en la parada siguiente. La monja me preguntó de qué me reía, pero no supe qué responderle. Siempre me pasan esas cosas cuando pasan esas otras.